UN LÍDER CLARO

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Al terminar el relato sobre el devenir de los hechos, los ciudadanos miraban a Val con el recelo anterior, y ahora también con miedo. Cómo podía disponer de tantos detalles? Sería un profeta enviado para guiarlos por un camino más angustioso que el de su propia salvación como pueblo?

Val conocía bien el efecto devastador de sus palabras en los subconscientes de esos individuos asustados, pero lejos de alzarse como su glorioso salvador, sólo quería ayudarles a despejar algunas dudas sobre lo que se avecinaba.
Aquella Bestia majestuosa Guardiana de la Creación, le agradeció , en su día, aquel acercamiento infantil y sin prejuicios que tuviera Val a su guarida. Pero ni le concedió deseos, ni le dio riquezas y ni siquiera una leyenda para contar con orgullo. Simplemente le habló del futuro, de la era del Gran Caos y la Lucha Final, que con sus ojos verían en años venideros. Y con sus palabras e instrucciones, también le enseño a creer y a tener esperanza.
Esa elegancia oscura que desprendía aquel ser no era más que una profunda sabiduría ancestral protegida por las escamas que cubrían su piel. Aquella bestia era el Principio de una historia, de la cual, ella era también la encargada de velar por su final.

-Sois libres-volvió a repetirles una vez más-Sabed que los que se queden aquí podrán dormir tranquilos, pero los que no deseen continuar y quieran empezar una nueva vida en otra región, tampoco tienen nada que temer por nuestra parte. Nuestra misión es clara: trabajar mano a mano con Metatrón tratando de localizar el despertar de las bestias antes que las tropas de Luzbel.-
Metatrón se encargaría de revelarles la consigna de su existencia, de tal manera que las Bestias no tuviesen más Destino que el que estaba dispuesto para ellas.
Pero todavía era pronto para dar esta última información a la comunidad que allí le miraba expectante. Muchos de ellos no llegarían a ver la luz final, y otros tantos le abandonarían de su empresa en el camino...

Aura, mientras tanto, le miraba embelesada con admiración. Este hombre sabía de lo que hablaba, y mostraba tanta fuerza exterior como la que se le intuía interior. Estaba dispuesta a dejarse llevar por él como guía. Estaba dispuesta a hacer de sus palabras e instrucciones, órdenes. Pero tras ese halo de misterio que le envolvía, tras la capa oscura con la que frecuentemente ocultaba la cicatriz de su ojo, y tras esa seguridad con la que hablaba, había algo más. Tenia demasiada información, de la que parecía ser el único portador, que Bestias de antaño le habían otorgado.
Parecía ser un vínculo terrenal con lo divino, pero su figura siempre se mostraba taciturna y con una melancolía propia del que aún sabe algo más y que no dirá por el momento.

Aura se mantendría fiel a su lado hasta descubrir lo que a Val atormentaba. Y lejos de darle el consuelo que como mujer podría ofrecerle, quería ser su hombro de apoyo, su hermana pequeña y su mejor amiga.
El pueblo tendría que comenzar a organizarse pronto, con un líder claro como todo apuntaba. Y ella quería estar allí, quería ser su mano derecha.

Tania A. Alcusón




Este texto forma parte de un ejercicio La historia enlazada, publicado en el blog de Adictos a la Escritura. Es el cuarto capítulo.

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