"Caminar a tu lado y sentirme tan sola… No sólo con toda la tristeza que me invade cada minuto compartido sin ti, si no también con vergüenza por tenerte conmigo y no sentirte.
No puedo evitarlo. Ni sé cómo hacerlo…"
Hablaba para la nada. Hablaba a quien la acompañaba.
Y prosiguió su camino arrastrando los pies, sin dejar de mirar al frente, con determinación pero con los ojos hundidos en sus cuencas.
Mientras tanto, a su lado cogida de la mano, su compañía se iba apagando. Se volvía invisible en un camino que ya no registraba sus huellas desde hacía varias conversaciones.
Tania A. Alcusón